La verdad tiene estructura de ficción. Jacques Lacan
Como ya sabrás, la estructura narrativa es el esqueleto interno que sirve para articular un relato, una novela, un guión de cine o una pieza teatral. Además de la clásica disposición, sometida a múltiples combinaciones, de presentación, nudo y desenlace, existen cuatro ingredientes fundamentales en cualquier receta narrativa que se precie, estudiados con especial hincapié por los estructuralistas franceses. Como ejercicio, es fundamental que intentes incluirlos en tus escritos y también jugar a detectarlos en los libros y películas que consumas.
Las 4 claves de la estructura narrativa
Según semiólogos como Barthes, éstos son los cuatro pilares fundamentales de toda estructura:
- Núcleos: Estas son las acciones principales, los auténticos nudos de la historia que están directamente relacionados con su cadena estructural de la historia. Tienen una ligazón cronológica y lógica, constituyen los momentos de riesgo, sorpresa, cambio o progreso que hacen avanzar el relato. Ejemplos de nudos pueden ser la muerte de un personaje, un viaje fundamental del protagonista o la resolución de un conflicto personal.
- Catálisis: Son acciones secundarias pero sumamente importantes para el desarrollo del argumento. Tienen una funcionalidad atenuada, de relleno o de retardamiento de las acciones principales. Puede decirse que son expansiones que aunque no forman parte de la armazón principal de la trama complementan, distraen, amplían y paran el ritmo narrativo, además de enriquecer la descripción de los personajes, espacios y acciones.
- Informantes: Éstos son los datos puros de la historia cuyo objetivo es situarnos en el tiempo y el espacio, aportándonos conocimientos concretos acerca de los personajes, como su edad, sus rasgos físicos o su vida personal Proporcionan, por tanto, un conocimiento elaborado con anterioridad en la mente del escritor.
- Indicios: Son aquellos datos que es necesario interpretar, pertenecientes al orden de lo metafórico ya que suelen remitir a un clima, a un sentimiento o una pista acerca de un núcleo posterior de la estructura narrativa. Si la labor interpretativa del receptor es buena, podrá realizar una lectura más competente del relato. Abundan más en la literatura y el cine contemporáneos y están prácticamente ausentes en los relatos tradicionales.
Consejos acerca de la estructura narrativa
- Los relatos deben organizarse siempre alrededor del núcleo. Muchos escritores primerizos abusan de los informantes, introducen diversas catálisis y prácticamente no desarrollan ningún núcleo. Para poder detectar y construir los núcleos, duce la historia al máximo en tu mente o en un folio.
- Mientras que los núcleos son finitos e indispensables, el resto de elementos son expansivos, podrían prolongarse hasta el infinito y nos conducen de un núcleo a otro. Es importante no abusar de los informantes y catálisis puras.
- Los cuentos y los relatos de extensión reducida suelen tener entre uno y tres núcleos. En las novelas, películas y piezas teatrales podemos distinguir entre núcleos y subnúcleos en la estructura narrativa.
- Muchas veces, hay un subnúcleo o más por cada capítulo o secuencia. Estos sirven para dar dirección a las catálisis y tejer una red de indicios fundamental para orientar al lector a los núcleos principales.
- Si nos planteamos cada historia como un eje de coordenadas, los indicios y núcleos marcarán las cualidades y los significados, formando un eje vertical -el sincrónico y semántico, el del «ser»-, mientras que los informantes y las catálisis constituirán el eje horizontal -el diacrónico y sintáctico, que determina el hacer y el suceder-. Así, cada historia es el entramado del eje X y el Y.
Ahora, coge tu relato favorito y juega a encontrar los ingredientes básicos de su estructura narrativa. ¡Tampoco los olvides cuando te sientes a escribir!